En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
viernes, 30 de noviembre de 2007
Tal vez cada hoja haya sido un sueño. Me da una pena tremenda, del árbol, ahora desnuda silueta orante, pero aún más de las hojas, entre el barro, crujientes, cuando pasamos, paso, sobre el olvido de lo que fue su sombra.
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