JUEVES 8 DE NOVIEMBRE DE 2007
Compiten,
alguien deja que, lejos, fluyan alternativas desde el disco,
la flauta dulce del pastor,
cuyo sonido sirve de mecedora a unos pájaros
de colores brillantes
y nombres desconocidos,
y la travesera,
que imita su trino.
Alguien deja que la tarde de hoy, con lentitud,
se vaya desprendiendo del otoño a esta hora
en que el alma se recrece en tal medida
que se adivina casi, bajo la piel
y la sensibiliza tanto que el roce
de la hoja seca al caer
duele como una herida reciente.
La flauta del pastor, la travesera
y el piano, que, de pronto,
inicia una tímida escala,
tal vez temiendo, se advierte en seguida,
estropear la magia de esta tarde.
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