En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
domingo, 11 de noviembre de 2007
Hace frío en la calle, sobre todo a las primera horas de la mañana- Ya a las nueve, que empiezan las segundas, tres grados centígrados. Es fruta del tiempo –decía la abuelina-, y la fruta de cada tiempo, en él hay que recogerla en algún momento, para que el curso de las cosas y del tiempo continúe. Yo lo de que las cosas nacen, viven y mueren, como todo lo creado, lo entiendo y por eso entiendo lo de que han de recorrer cada cual su camino, pero lo del tiempo se me enreda en las neuronas. ¿De qué está hecho? ¿por dónde pasa? ¿se recicla? ¿se renueva? Con tanta gente que dice que mata el tiempo de una u otra manera, ¿cómo es que logra sobrevivir? ¿De qué color es el tiempo? ¿Estará integrado, parte invisible del espectro, en la luz? Podría, en ese caso, estar del lado de fuera del arco iris, o en su interior.
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