He venido, madre, a la casa
y ya no estabas, quise entrar
y asusté a no sé quién
que abrió la puerta, me miró, ¿a quien busca?
No le quise decir que te buscaba, miré el pasillo
seguía estando oscuro, pero sin ti, ahora
más oscuro.
Eché a rodar unas palabras
que podría haberte dicho
y por eso me duelen, calladas,
en el fondo
del alma,
y tampoco encontraron las huellas de tus pasos.
Oiga –me dijo no sé quién-
llamaré,
si no se va, a la policía …
Ya,
qué más daba,
no te dije
nada más, regresé a mi vejez
y me puse a llorar.
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