viernes, 28 de marzo de 2008

Mi perro sí que sabe,
para él es siempre hoy, ahora,
ni sabe que hubo ayer, ni teme
lo que sin duda podría ocurrir mañana. Morirá
sin temores y tal vez,
allá, del otro lado del espejo,
haya,
a la puerta del cielo, una antojana
por la que puedan correr, ladrar y ser felices,
mi perro y sus amigos,
custodiando la luz,
ellos, que, sin duda,
todos fueron buenos.

No hay comentarios: