domingo, 2 de marzo de 2008

No entiendes mi parte del idioma,
la que se esconde
por debajo de las palabras, en mi condición última,
esa diferencia que me identifica de una primera ojeada,
antes de ponerme nombre y apellidos para que sea yo,
porque nadie
dice exactamente lo que oye quien le escucha
sino lo que quiere,
torpemente a veces,
decir a su modo, como puede,
que bastante hace,
con lo difícil que es utilizar
veneno tan peligroso, arma tan potente,
herramienta
tan capaz de ternura como son las palabras.

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