miércoles, 19 de marzo de 2008

Mar y cielo. Un niño
que sueña. Casi escucho
lo que le está contando, sin querer, al viento.
Huele a recuerdos de marino viejo
en lo esquina del muelle,
donde las olas cada vez que llegan
se hacen espuma para fingir un beso
sucio de paja y de petróleo,
pero que aún huele a mar, también, y a lejanías.
El niño es yo, que soy el niño, y ambos
los niños todos
de las riberas de la mar, que un día
de vida por lo menos,
todos soñamos el mismo recuerdo
de futuro:
el de haber sido marineros.

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